Cuando los Ingleses vinieron a destruir San Agustín, quemaron la nueva misión de Tolomato también. Con-siguientemente, algunos de los pocos sobrevivientes de Guale emigraron a Cuba y otros se muda-ron a lo que hoy es Mississippi. Fue un fin triste para esta gente, la cual había vivido en estas tierras por siglos, pero mientras que fueron los primeros en ser sacados, ellos no serían los últimos.
Por el otro lado, la póliza de los Españoles era que no sacarían a los nativos de su tierra, si no que los organizarían y junta-rían en la Iglesia a través de las misiones. La gente de Guale invitaba a los misione-ros en sus tierras y aceptaron el Bautismo tal como lo hicieron muchas tribus Euro-peas en el pasado. Pero la historia de los Guale no era diferente a otras historias.
Con el Evangelio vienen cambios, y algunas veces estos cambios son difícil de aceptar, y por eso algunos misioneros se encontraron con resistencia y unos incluso la muerte. Sin embargo, los Franciscanos miraban a la gente de Guale no como unos salvajes que deberían ser abandonados a sus dioses paganos, sino como nobles y grandiosos, una gente quien necesitaba escuchar de Jesús, quien es el Rey de todas las naciones.