Había docenas de misiones Franciscanas a lo largo de la costa de Georgia (a la gente de Timucua y a la de Guale), pero este mapa trata de mostrar la locación aproximada de las cuatro misiones que nos interesan para nuestra historia de los cinco mártires de Georgia.
Fray Luis Gerónimo de Oré (un fraile francisano peruano) recontó en 1618 después de visitar La Florida, que en septiembre de 1597, el fraile asignado a la misión de Tolomato (cerca de Eulonia, Georgia) no le permitió a un joven Guale bautizado que tomara una segunda esposa. Este joven llamado Juanillo, heredero de un cacique Guale, se opuso a la enseñanza sobre el matrimonio propuesta por Fray Pedro de Corpa y lo mató el 14 de septiembre de 1597. Juanillo junto con otros jóvenes continuaron hacia las otras misiones para terminar con las vidas de los frailes.
Antes de arribar a la Isla de Santa Catalina, Juanillo ordenó al cacique de la isla matar a los dos frailes asignados ahí, Fray Miguel de Añon y Fray Antonio de Badajoz. No queriendo ejecutar esta orden, el cacique les rogó a los frailes que huyan hacia el sur, a la misión en la Isla San Pedro (hoy Cumberland Island), pero los frailes se negaron a creer estos rumores de muerte cercana. Una vez que llegaron Juanillo y sus hombres a Santa Catalina, los dos frailes fueron matados brutalmente después de orar fervorosamente dentro de la misión, lugar marcado hoy por doce palmeras.
Los hombres también mataron a Fray Blas de Rodríguez cerca de Darien y a Fray Francisco de Veráscola, quien regresaba en canoa de San Agustín a su misión en la isla actual de Saint Simons Island.
Un sexto fraile, Francisco de Avila, fue raptado y vivió horribles torturas hasta ser liberado unos meses después.
La Oración de los Mártires
Oh Señor Jesuchristo, recompensa el celo apostólico de Fray Pedro de Corpa y sus cuatro compañeros, Blas, Miguel, Antonio y Francisco, quienes trabajaron por el bienestar espiritual del pueblo indígena Guale de Georgia, y entregaron su vida en testimonio de la fe cristiana.
Por sus méritos e intercesión, concédeme el favor que humildemente te pido, para que así su heroico sacrificio pueda ser oficialmente reconocido por la Iglesia para la gloria de Tu Santo Nombre. Amén.